Asun trabajaba en una panadería desde que era pequeña.
La mayoría de la gente que la rodeaba pensaba que a Asun le encantaba el pan y los bollos, la verdad es que los hacía riquísimos pero eso no significaba que le gustara su trabajo.
Cada mañana se tenía que levantar a las 4:30, mientras se preparaba un té miraba por la ventana y veía como el resto de persianas del resto del mundo seguían bajadas y cada uno dentro de sus camas todavía entregados al mundo de Morfeo.
En su casa sin embargo el mundo ya había empezado a girar, cada uno preparándose para ir un día más a la panadería.
El hermano pequeño de Asun era el único que se libraba, sus padres habían logrado guardar unos ahorrillos y había empezado ese año a trabajar de electricista.
Le compraron una furgoneta y andaba todo el día de aquí para allá, arreglando teles, lavadoras y demás cosillas. Asun se imaginaba la sensación de ir en tu furgoneta escuchando música, recorriendo las callejuelas de la ciudad al ritmo que quisieras.
Bajar, tomarte una caña aquí y allá, todo menos el olor del azúcar de los croissant mientras se quema en el horno.
A veces a medio día cuando Asun estaba ya agotada de 8 horas de jornada , venía alguna de sus antiguas amigas de colegio y siempre le decían – Asun, mujer, tienes que alegar esa cara, a mi me parece genial trabajar en esta panadería, todo esta tan rico y tienes el trabajo tan cerca de casa … .
Asun había aprendido a no odiar al resto del mundo por estos comentarios, entendía que al entrar en la panadería y oler el azúcar quemado, ver todas esas bandejas de pasteles de mil colores colocados en los mostradores y la suerte de que nunca había tenido falta de buscar un trabajo (siempre lo había tenido en casa) de cara a los demás resultara tan apetecible. Sin embargo ella, se deleitaba imaginando envenenando algunos de esos pasteles tan ricos y como en una ruleta rusa a ver quien se lo llevaba a la boca…
…ring!!!!!!!!!!! Las 4:30 otra vez.
MORALEJAS:
Los bollos no son tan "dulces" como parecen.
NO comas muchos Donuts a ver si van estar envenenados.
Escaquearse genera envidias.
A veces los consejos duelen, pero a veces hacen una "gracia" ... .