jueves, 26 de abril de 2007

DEL PLACER

Por fin me he animado a escribir sobre estos días.
No es por nada malo, todo o contrario, pero tengo tantas cosas en la cabeza para contar que no sabía por donde empezar. Ahora tampoco lo sé, pero el día gris con ganas de acurrucarme como un gato en el sofá y ronronear un rato me ha animado a hacerlo.

Me ha dado por comer plátanos por la calle. Me he dado cuenta que es algo que no he hecho nunca o desde hace mucho tiempo. Si lo piensas bien para comerte un plátano hay que estar muy calmado y por la calle más, no puedo imaginarme ir a la oficina mientras me pelo un plátano en la Linea 7. Tampoco al caminar por la Gran Vía a todo trote porque si no no llego, mientras que ahora como no voy a ningún sitio pues me lo puedo comer a gusto.

Otra son los azulejos del metro, mates, con brillo, contrapeados, en vertical... hasta me he detenido a ver los que ya no tendrían en stock y que en caso de rotura han sido remplazados por otros que le dan un aspecto de Nothern Line a éste, nuestro metro.

También puedo disfrutar como un voyeur de los movimientos del resto, como andan, hablan por teléfono, se besan, se compran una revista, la enroscan, como sus miradas están muy lejos de allí...

Continuará ...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bien te sienta el paro, guapa!
Yo regreso, paraguas en ristre, de comprar discos en Yunque (actividad recomendable). Y ahora a fallar test de autoescuela. La vida puede ser estupenda ¿quién lo díría hace unos meses?

Miguel B. Núñez dijo...

yo también me voy a bajar a comer plátanos a la calle... parece divertido!


que alegría leerla, señorita!